viernes, 14 de enero de 2011

Verde y desbocada.

Busco cualquier motivo, lugar, excusa para pensar en ti y traerte a mi en ausencia. Con tu andar despreocupado y tu pelo volando irradiando luz, transmitiendo paz. Tus ojos perdidos y tu mente divagando. A veces muy serio, a veces demasiado sonriente, no es suficiente.

Te traigo a mi... en ausencia y esta vez, de verdad, me asusto al encontrarme otra vez, inventàndote. Si no puedo esperar màs de dos vidas para pasear por aquel jardìn que adornan tus flores. Si el tiempo se me escurre entre los dedos y yo no lucho por detenerlo. Puedo seguir corriendo en esta espiral de la que al parecer, no quiero escapar y me encuentro perdida entre conjeturas, construyèndome un suelo firme donde puedo regresar a descansar.

Esta vez ya no se trata de un estado enamorado, de un corazòn roto o un quebrato de ilusiones. Es una bùsqueda incansable de encontrarte. Solo siento que hace tanto tiempo te perdì y no he logrado recuperarte. No sè si seguìs ahì, donde te dejè la ùltima vez. Salto y encuentro mi abismo; el que tanto me ha enseñado pero ya conoce demasiado. Quiero llegar al borde para encontrar uno nuevo y tal vez, solo asì, irme para no querer regresar.

Me llevo las manos llenas y el corazòn contento, el estòmago vacìo y la mirada agradecida. Me voy porque quiero extrañarte, para que me extrañes o al menos sintas mi huella, para que cuando te llame me respondàs con algo que no sea mi eco y mis làgrimas se aburran de verte y no quieran salir. y ahi es cuando rompes en silencio porque las palabras no alcanzan, cuando la soledad es tan complaciente que ya ni la sientes, tantas cosas que siempre espero explicar y justificar. Me invento las excusas y las disfrazo de miedo para no afrontarlas, venicendo obstàculos porque siempre encontramos el oro al final de todo

Te ofrezco crearte un mar para que lo cruces unas veces a pie y otras nadando, un mar que no es de agua y sal sino de sangre verde desbocada de un cuerpo que sale flotando, que solo le falta ser aire y desintegrarse, con millones de recuerdos que se esparcen por la superficie del universo que èl mismo ha contruido.
Contruido y destruido millones de veces.
Un cuerpo al que se le adjuntan pecados y placeres, almas y mentes. Este que tantas veces se ve al espejo y no se quiere, se niega y se hiere. Un cuerpo que tiene manos que cosen alas y prenden vientos, que no tiene problema en levantar vuelos, aunque estos lleguen tan lejos que, algùn dìa, deje de volar con ellos.