Cuando la cara no se ajusta al maquillaje y las pestañas no logran ser suficientemente largas. No importa cuanto color y polvo antibrillo le ponga encima aùn se me nota la marca del paso del tiempo sin ti.
En ese tiempo tan absurdo que hasta el reloj ha decidido no seguirlo. ¿Serè que soy solo yo la que va detràs de èl?
Y èl tan dèspota y altanero.
Es como un montòn de hojas apiladas en algùn rincòn polvoriento de la casa, hojas manchadas con un recuerdo de nadie, porque despuès de que decidiste abandonarlos tambièn dejaron de pertenecerme.
Desde arriba solo veo el recorrido de mis pies comandados por un cerebro malviviente que no escucha y se arrebata. Pobre corazòn mìo, obligado a latir sin sangre, apenas ganas.
Pero al final siguiendolo sola y asustada.
Y no me da tanto miedo seguirlo como me da quedare sin èl, atorada viendo siempre hacìa atràs.
viernes, 29 de octubre de 2010
jueves, 28 de octubre de 2010
Cajones dispuestos
Y quisiera que dejaras de aparecerte cuando no te llamo, que dejaras en paz el recuerdo que ya no te pertenece pero que queres seguir viendp como si fuera tuyo. Voy quedandome parada detràs de la puerta para no dejarte entrar, tu tocas la manecilla en silencio con una sùplica candente que no puedo ignorar, aunque lo intento.
Y si me quedo despuès mucho tiempo, hablandote al espejo, rogandote que porfavor me digas ya, pero vos solo me ves con los ojos grandes y expectantes.
Te pierdo en un suspiro...
Puedo llegar a creer que soy la ùnica que aun no se ha dado cuenta que mìo es el error; que soy yo la que se salta un paso y deja pasar corriente. Hirviente y helada. Voy aislando cada cosa, entre cajones de vidirio transparente para no olvidarme de ellos aunque no esten presentes. Esta vez no quisiera quedarme callada aceptando lo que vos decis como verdad absoluta y mirar en tus manos mis dìas pasar, como los vas haciendo bolita en tus puños y yo voy rodando en ellos.
Y si me quedo despuès mucho tiempo, hablandote al espejo, rogandote que porfavor me digas ya, pero vos solo me ves con los ojos grandes y expectantes.
Te pierdo en un suspiro...
Puedo llegar a creer que soy la ùnica que aun no se ha dado cuenta que mìo es el error; que soy yo la que se salta un paso y deja pasar corriente. Hirviente y helada. Voy aislando cada cosa, entre cajones de vidirio transparente para no olvidarme de ellos aunque no esten presentes. Esta vez no quisiera quedarme callada aceptando lo que vos decis como verdad absoluta y mirar en tus manos mis dìas pasar, como los vas haciendo bolita en tus puños y yo voy rodando en ellos.
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