Cuando la cara no se ajusta al maquillaje y las pestañas no logran ser suficientemente largas. No importa cuanto color y polvo antibrillo le ponga encima aùn se me nota la marca del paso del tiempo sin ti.
En ese tiempo tan absurdo que hasta el reloj ha decidido no seguirlo. ¿Serè que soy solo yo la que va detràs de èl?
Y èl tan dèspota y altanero.
Es como un montòn de hojas apiladas en algùn rincòn polvoriento de la casa, hojas manchadas con un recuerdo de nadie, porque despuès de que decidiste abandonarlos tambièn dejaron de pertenecerme.
Desde arriba solo veo el recorrido de mis pies comandados por un cerebro malviviente que no escucha y se arrebata. Pobre corazòn mìo, obligado a latir sin sangre, apenas ganas.
Pero al final siguiendolo sola y asustada.
Y no me da tanto miedo seguirlo como me da quedare sin èl, atorada viendo siempre hacìa atràs.
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