lunes, 20 de junio de 2011

No estoy llorando, pero quisiera.

Que falta me hace llorar.
Llorar hasta volvernos mar, gotas de sal para ponerle el saborcito al dolor.
Que falta me hace llorar.
De ahí, de volvernos humanos hechos agua, de navegar.
Palabras y besos no dados que se vuelven nudos en la garganta.

El silecio se vuelve sollozos.
Que falta me hace llorar.
Mi rostro no conoce de húmedad y no es que adentro este seco
Es que se me olvido como se hace.
“Tal vez ya las gasté todas” repitiendo eso tres veces, se vuelve autoconsuelo.

Pero todo se queda en expresiones tristes y ojos aguados.

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