sábado, 17 de julio de 2010

Voy hablando con vos

Un momento para disfrutar la lluvia y entender los truenos, ver como se ilumina de a poco el cielo y se dibuja tu cara entre el rastro de penumbra. Pero yo no te veo. Sigo caminando sin ver hacia arriba, tratando de concentrarme en el punto que me espera al final del camino. Aunque vos me seguís y esperas paciente a que te descubra viendome. El viento va jugando suavecito con mi pelo, se parece a tus manos y al leve susurro del misterio que nunca me dejas averiguar. Entre tus cejas se recuesta la luna y brillan las estrellas en las cuencas de tus ojos. Sé que dije no haberte visto, pero la expresión de mi diosa no deja de acosarme. Logro dejarte unos veinte pasos atrás. Ya en medio de mi pseudo soledad me encuentro con viejos compañeros de viaje, los veo lentos y dudosos para acercarse. Me aproximo yo a ellos. Y ya no me dieron miedo. Ahora solo siento gratitud y nostalgía al sentirlos tan cerca; logro ver en cada uno de ellos lecciones de vuelo, heridas, moretones y lagos de sangre y lágrimas. Pero esas lecciones de vuelvo me llevaron lejos, muy alto, muy despacio. Los dejo sentados regalandoles una sonrisa, me dejan alejarme sigo caminando y voy hablando con Dios... Lo busco a él porque alguien más me grita pero no me dice nada. Me quedo un rato abraznado un árbol, formulando preguntas, adivinando respuestas... El color verde de sus hojas me refresca y me presta cobijo, ahí estan sus palabras. Ve mis ojos desconcertados y mis manos llenas sin recipientes vacios. Me escucha preguntarle desesperada, me siente ansiosa, me huele las expectativas y tengo sabor a ganas reprimidas. Y Dios se caga de la risa y una vez más solo me dice: Paciencia.

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