domingo, 8 de agosto de 2010

Sigo despertando

Que diferencia de como desperté ese domingo al anterior...
Esta vez no desperté con los ojos hinchados y con el rostro salado de tanto llorar, hoy no me dolía el pecho ni me costaba respirar, no me sentía ajena a mi cuerpo, ni culpable de mis sentimientos de enojo y frustración. Ese mañana me sentía demasiado liviana pero te seguia pensando.

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