domingo, 16 de agosto de 2009

Estado de conciencia: Alterado

Ahí estuve. Bajo el sol, dos horas, cansada, con sed. El dolor de cabeza era casi mortal, mi piel se quemaba como una hoja de papel, mis rodillas cada vez más débiles y mi corazón y cerebro, poco a poco dejaron de funcionar.
Desperté con el estado de conciencia alterado, las lágrimas corrían por mis mejillas y tu nombre impregnado en los labios. Escondida bajo el calor de las sábanas tratando de no ser encontrada por tu ausencia, fallé.
Me encontró temblando de miedo con el alma ensangrentada, con los ojos secos cubiertos con mis manos, para talvez así, esquivarla un momento. Después de seis intentos fallidos me puse de pie, me serví café y converse con ella.
Eran frías, duras, groseras, egoístas y reales cada una de sus palabras; cada molécula de su aliento me golpeaba fuertemente. Mis oídos retumbaban y mi mente tardaba en procesar toda esa información. Durante toda la conversación luché por contener el llanto, los últimos 23 segundos fueron un infierno; después de un largo suspiro, me eché a llorar.
Tu presumida ausencia me observaba desconcertada, paso su mano por mi cabello rozando mis orejas, un gesto al que tu estabas acostumbrado a la hora de besarnos, lo recordé los siguientes instantes y fue aún mas difícil calmarme. La noche corría lentamente, tanto que las primeras horas de la madrugada me parecieron muy lejanas ¿De verdad había detenido el tiempo? o ¿Me había encontrado muy temprano?
El tiempo fue algo que simplemente perdió sentido. Me llevó delante del espejo del baño, me hizo verme. Noté los cambios y me asusté. Mi cabello desarreglado, varios kilos menos y bajo mis ojos dos grandes manchas negras que ya eran más que ojeras. Estaba perdida en recuerdos, añorando cada centímetro de tu cuerpo, saboreando una y otra vez el sabor de tus besos, dramatizando la sensación de tus brazos. Se acercó por detrás, su imagen era más potente que la mía, tiernamente me susurró que me quería.
Aquellas palabras me dejaron helada ¿Cómo podía quererme algo que yo tanto odiaba? La negaba con la cabeza y desde el alma sentía que mis lágrimas se agotaban. Tomamos otra taza de café y fue ella la que decidió explicarme lo que sucedía.
Sostuvo firmemente mis manos entre las suyas mientras me contaba que tú eras feliz, que estabas inmensamente lejos de mi, y que yo aparecía en tu mente solo como un grato recuerdo. Mientras ella estaba ahí, diciéndome sin pena que me amaba y que quería quedarse conmigo siempre.
Sentía que aún no era momento de dejarte ir, simplemente me negaba a convivir con ella, yo aún te quería. Me encerré en mis cuatro paredes, y ella golpeaba la puerta rogándome que la dejara entrar. Mi mirada inexpresiva se perdía en el vacío, su voz era cada vez más aguda, no podía ignorarla.
Volví a reaccionar y no tuve otra opción que darle la oportunidad y dejarla entrar. Al principio fue todo muy confuso, mi espalda convulsionaba tras una serie de escalofríos, aquel antiguo calor se estaba disolviendo. Con el tiempo nos hicimos amigas, me recordó como era el mundo cuando tu no estabas, recuperó mis alegrías y me las regaló en una cajita de seda cubierta de estrellas. Noche a noche, se acurrucaba junto a mi cama, y cantaba tiernos versos para que yo concibiera el sueño, trenzaba mi cabello y me leía fantasiosos cuentos.
Después de algunos días abrí las ventanas, y un rayito de sol iluminó nuestros rostros, la vi como lo más hermoso que hubiera imaginado, la abracé con fuerza y morimos en un beso. Después de eso todo fue diferente. Sus palabras dejaron de ser duras y egoístas, su aliento dejo de golpearme. Comenzó a llenarme de energía, acariciaba mi piel, me deje llevar por su encanto.
Era oficial: Llegue a amar tanto a tu ausencia, más de lo que un día amé a tu presencia.

1 comentario:

  1. simplemente etapas del corazon.. piensan muchos, pero en realidad son etapas del eterno e infinito olvido, ya que tanto la ausencia como la presencia absoluta de alguien a quien amamos nos puede hacer temblar, llorar, gritar en silencio suplicando su regreso o la tranquilidad total

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